¿Qué es la fibra simétrica?

Antes  de comenzar con esta información tan interesante aclaremos que es lo que significa la fibra simétrica;  es aquella en la que dispones de la misma velocidad de subida que de bajada. De ahí el nombre de “simétrica”. Esto hace que podamos jugar online o subir archivos a la nube a la velocidad que tenemos contratada.

Hace algunos años, cuando las conexiones en el territorio español comenzaban a despegar, se repetía como un mantra “¿para qué tanta velocidad?” si no la íbamos a usar. Lo que esas sentencias no imaginaban es que un despliegue en mejores velocidades iba a ser un peaje imprescindible para dar soporte a todos los gadgets actuales.

Porque ya no vivimos pendientes de un módem cableado que emite ruidos raros cada vez que nos apetece enviar un email. Pensemos en el Internet de las Cosas, en las consolas, los wearables, la calefacción inteligente, las smarts TV conectadas por WiFi o los smartphones de los niños. Si queremos rentabilizar nuestro tiempo, sí, necesitamos más potencia.

Fibra Simétrica

Un patio revuelto

En marzo de 2017, el 62,8% de la población española ya contaba con cobertura de fibra óptica, simétrica HTTP, basada en el estándar GPON —es decir, un mínimo de 100 Mbps simétricos—. Unos meses después, se adelantaba al porcentaje de conexiones DSL.

En junio, la fibra sumó 5,568 millones de usuarios frente a los 5,5 millones del DSL, según la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia). Ahora, con más de 6 millones de hogares disfrutando de fibra simétrica y el agresivo estancamiento del cable ─un parque en plena recesión─, nos preguntamos si todavía queda alguien que se oponga a la fibra simétrica diciendo que “no hace falta”.

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¿Y para qué sirve tanta velocidad? En primer lugar, para rentabilizar nuestro tiempo de espera, sea de ocio o de trabajo. Descargar un archivo de 1 GB con las conexiones de 300 megas pasa de unos 2 minutos y medio —vía ADSL— a unos 10 segundos.

Y esto es aplicable para todo, ya estemos descargando un paquete de vídeos para un trabajo o flipando con un recopilatorio de baladas heavy. Pongamos que abrimos la app de Spotify o Apple Audio y queremos descargar nuestras playlists favoritas. Lo haremos un promedio de diez veces más rápido que en conexiones habituales de 30 MB.

La simetría manda

Para los más despistados, hagamos un resumen rápido: 1 byte (B) equivale a 8 bits (b); 1 megabyte (MB), a 8 megabits (Mb). Contratar 300 Mbps (megabits por segundo) simétricos equivale a una velocidad (máxima teórica) de 37,5 MB por segundo. Son cifras que se registran tanto en subida como en bajada —siempre y cuando la instalación cumpla con unos protocolos mínimos, como una conexión por cable Ethernet de categoría 6 o superior—.

Por otro lado, la fibra asimétrica simplemente establece una diferencia entre la velocidad de subida y la de bajada, siendo la primera la habitual desfavorecida. Cuando empezó a llegar la fibra al usuario final, este tenía un perfil mayoritario de consumidor de contenidos, por lo que inicialmente parecía tener sentido una configuración de red que primara la descarga de datos a grandes velocidades. Sin embargo, esta circunstancia ha cambiado rápidamente y dicho perfil de usuario ha evolucionado dando mayor protagonismo a la faceta de creador multimedia tanto si se trata de propósitos profesionales como si no.

FTTH

En este contexto, la fibra simétrica (FTTH o HFC) ofrece un escenario más atractivo que su predecesora y es la que está liderando actualmente la oferta de los distintos proveedores. Con altas velocidades de fibra simétrica, evitamos cuellos de botella tanto en la bajada de paquetes de datos —por la amplitud de tráfico— como en la subida.

Adiós a los cuellos de botella

No necesitas trabajar en casa para encontrarte con un escenario multitarea. Si en el hogar hay tres miembros y los tres cuentan con smartphones conectados a la red WiFi —algo perfectamente normal según decenas de informes—, ya estarás haciendo un uso intensivo de la red inalámbrica. Tres IPs, tres direcciones MAC. Pero eso no es nada: ahora sumemos las consolas, el lector de libros, ese termostato inteligente, la cafetera, la impresora, la TV o los electrodomésticos, cada día más smarts.

Conectividad

La conexión WiFi por ADSL siempre ha sido un dolor de cabeza. Y quienes trabajan en casa sabrán bien de lo que hablamos: la clásica app de contabilidad conectada con el servidor, Dropbox o algún cloud drive haciendo lo propio sincronizando cada pequeño cambio, la pantalla partida con una videoconferencia en HD mientras que, en otro portátil, aún tenemos abierta la última sesión de Netflix esperando un ratito libre para volver a ponernos con ‘Altered Carbon’ a riguroso 4K.

Y ya no hace falta fijarnos en los servicios de pago: el propio YouTube cuenta con muchísimo material a 2K y 4K. Con semejantes resoluciones, YouTube puede comerse fácilmente 350 MB por minuto. Es decir, una tarifa de 6 GB devorada en menos de 15 minutos, lo que duran algunas reviews de producto.

¿Y qué hay de la seguridad?

Sabemos el tipo de equipos que usamos hoy, no los que necesitaremos el año que viene. Unos megas extra vienen genial para mejorar el rendimiento de los sistemas de seguridad. Como sabrás, los sistemas actuales graban a alta resolución varios días de vídeo y se mantienen conectados a su propio cliente en Internet.

De otro lado, en el año 2018, el Internet de las Cosas no es un pie de página en un reportaje sobre tecnología del futuro, sino una realidad palmaria. Y si necesitamos ponernos en contacto con algún servicio médico o con el seguro, ahí está el servicio operando sin cortes o interrupciones provocadas por alguien que se está descargando algún archivo y bebiéndose todo el ancho de banda del Internet doméstico. Porque 300 Mb dan para mucho.